¡Qué sencillo es juzgar al otro y que rápidas somos emitir juicios!
Juzgar es parte de nuestra naturaleza y pareciera que el ser madres nos da el derecho de juzgar a otras con causa.
La maternidad me ha cambiado en muchos sentidos y uno de ellos es al emitir juicios cuando observo niños llorando, haciendo berrinche o papás desesperados.
Recuerdo aún que, en mis años sin niños, cuando veía a un bebé llorar, mi primer instinto era voltear a ver a los padres y generalmente pensaba que algo estaban haciendo mal para tener a ese pobre niño de esa manera.
Si estaba en un espacio cerrado y el niño no dejaba de llorar comenzaba a impacientarme y a preguntarme por qué los padres no hacían algo para callarlo.
Todo cambió en cuanto me convertí en mamá y me encontré en situaciones desesperadas o en momentos en los que pruebas de todo, pero la personita con voluntad propia que tienes como hijo, decide hacer todo lo contrario a lo que tú esperas.
Los bebés y los niños son personas con su propia voluntad y los padres podemos guiarlos con amor, mas no podemos obligarlos a tener ciertas actitudes en momentos de crisis.
Con el tiempo van aprendiendo a controlar esas emociones y nosotros, como padres, vamos aprendiendo a detectar las situaciones que pueden desatar una situación complicada.
Ahora que soy madre intento observar la escena completa y ser más empática ante la situación.
Cuando veo a un bebé llorando mi reacción es voltear a ver a la mamá o al papá y suelo ponerme en el lugar de ambos, quizá tiene hambre o está cansado, quizá mamá o papá también vienen cansados y no pueden reaccionar de manera más rápida.
Dejemos de juzgarnos, cada familia es un mundo y nadie sabe lo que están viviendo las personas que la integran seamos conscientes y aportemos cosas positivas.